jueves, 8 de julio de 2010

AUTISMO Y DIETA: De como manipular una investigación para encontrar lo que quieras

Acabo de conseguirme con una publicación que me indignó. Pretenden hacernos creer que los cambios en la dieta no son importantes en el tratamiento del autismo. No importa que ningún investigador haya publicado un trabajo demostrando la importancia de la dieta en el tratamiento del autismo. Las evidencias están en casa. Pregunten a la mayoría de los padres de niños autistas si la dieta mejora o nó su comportamiento.
Pero primero leamos la noticia y luego comentemos...

Las dietas restrictivas pueden no ser apropiadas para los niños con autismo
Tomado de: http://mara.blog.zm.nu/2009/07/29/las-dietas-restrictivas-pueden-no-ser-apropiadas-para-los-ninos-con-autismo/comment-page-1/#comment-761 .(lo copié textualmente)
"Un estudio no encontró un aumento de problemas gastrointestinales entre los niños que padecen el trastorno
Los niños que sufren de autismo no tienen una mayor incidencia de problemas gastrointestinales que otros niños, según encontró un estudio reciente.
Sin embargo, los niños con autismo sí tienen un mayor índice de estreñimiento y problemas para comer, como comer los mismos alimentos una y otra vez, según el estudio. Pero toda una variedad de factores, entre ellos los medicamentos, podrían causar estos problemas, señalaron los investigadores.
Los hallazgos aparecen en la edición de agosto de la revista Pediatrics.
La Dra. Patricia Manning-Courtney, directora médica del Centro Kelly O’Leary de Trastornos del Espectro Autista del Centro médico del Hospital pediátrico de Cincinnati, dijo que el estudio es importante porque es el primero en comparar de forma científica la incidencia de problemas gastrointestinales (GI) en una población autista con la incidencia en niños que se desarrollan de forma normal.
Aún así, no es probable que acalle la controversia de más de una década.
“Un par de casos muy publicitados sobre el autismo y heces blandas a finales de los 90 llevaron a la impresión de que los niños con autismo tienen mayores índices de disfunción GI”, apuntó. “No estaba bien caracterizado, pero llevó esta historia al escenario nacional”.
Esto, a su vez, llevó a teorías de que dietas sin gluten y que la proteína láctea caseína podrían ayudar con los problemas, además de tratamiento con la hormona secretina. Algunos incluso propusieron que problemas con el vientre podrían causar los síntomas de autismo, dando al asunto aún más urgencia.
Pero la evidencia a favor de estas hipótesis era “confusa”, apuntó Manning-Courtney.
Para el nuevo estudio, investigadores siguieron a 124 niños con autismo y 248 niños que no tenían autismo hasta los 18 años.
Los diagnósticos gastrointestinales se clasificaron en cinco grupos: estreñimiento; diarrea; hinchazón, incomodidad o irritabilidad abdominal; reflujo gastroesofágico o vómitos; y problemas de alimentación o selectividad (las personas con TEA con frecuencia se apegan a ciertos alimentos y tienen otras “tendencias ritualizadoras” para comer).
La frecuencia de los síntomas GI fue de alrededor de 77 por ciento en el grupo de autismo, y 72 por ciento en los demás, una diferencia que no se consideró de significación estadística.
Sin embargo, casi el 34 por ciento de los niños con autismo tenían estreñimiento, frente a casi el 18 por ciento de los demás. Alrededor del 24 por ciento de niños con autismo presentaban problemas de alimentación, al igual que 16 por ciento de los que no tenían autismo, encontraron los autores del estudio.
Tales diferencias podrían deberse a lo que los investigadores llaman problemas neuroconductuales relacionados con el autismo, como las prácticas rituales, señalaron.
“Muchos pacientes de autismo insisten en comer lo mismo, y tal vez no consuman suficiente fibra”, apuntó el autor principal del estudio, el Dr. Samar H. Ibrahim, profesor de gastroenterología y de pediatría de la Clínica Mayo. “Creemos que esto podría contribuir al estreñimiento”.
Los medicamentos que los niños autistas toman también pueden interferir con el apetito y la alimentación.
“En nuestro estudio, alrededor del 50 por ciento de los niños tomaban medicamentos estimulantes, y esos pueden afectar el apetito y tener algo que ver con los problemas alimentarios”, apuntó Ibrahim.
Keith A. Young, vicepresidente de investigación del departamento de ciencias psiquiátricas y conductuales del Colegio de medicina del Centro de ciencias de la salud Texas A&M, apuntó que opinaba que “lo realmente interesante que encontraron es que no había ninguna indicación de enfermedad celiaca”.
En el grupo estudiado, los investigadores apenas encontraron un caso. Ya en 1961 se propuso una posible relación entre la enfermedad celiaca y el autismo.
“La única diferencia [entre los grupos] fue el estreñimiento, y no lo tomaron mucho en cuenta”, dijo Young. “Y tiendo a estar de acuerdo con su conclusión de que el estreñimiento podría relacionarse con los hábitos alimentarios de los niños autistas”.
El estreñimiento y las dificultades alimentarias identificadas en el estudio no son los síntomas sobre los que la gente ha estado emocionada, apuntó Manning-Courtney. Se ha tratado sobre todo de diarrea y heces blandas.
Pero el estudio fue pequeño y no utilizó diagnósticos rigurosos y completos del autismo entre los participantes, así que tal vez apenas logre echar más leña al fuego en ambos lados del debate.
Sin embargo, los investigadores instan a los padres a no acudir a dietas restrictivas.
“Cuando tienen problemas GI, los pacientes de autismo deben ser investigados de la misma manera que los pacientes normales”, apuntó Ibrahim. “Y los médicos deben realizar una investigación completa antes de etiquetarlos con un trastorno GI, dado que la incidencia general de cualquier trastorno GI no fue distinta que la de la población general”.
Manning-Courtney se mostró de acuerdo. “Para mí, este estudio da respaldo a la recomendación que doy a muchas familias, que no hay evidencia para respaldar dietas restringidas”, apuntó. “Son peligrosas y arriesgadas. Como padre, hay que pensárselo muy bien antes de tomar esa decisión”.
Fuente Original en inglés: TNYT"

Y AHORA MI COMENTARIO:

Este es un buen ejemplo de una investigación tan mal diseñada que parece hecha a propósito para demostrar algo premeditado. El problema digestivo de la mayoría de los niños con autismo no es la diarrea ni el estreñimiento; ni la hinchazón, ni la incomodidad o irritabilidad abdominal; ni el reflujo gastroesofágico o los vómitos. El problema principal es la permeabilidad intestinal que permite que exitotoxinas provenientes de una mala digestión del gluten y la caseína pasen al torrente sanguíneo y de allí al cerebro "drogando" a los niños con autismo. ¿Porqué no la evaluaron? Pregúnteles a la mayoría de los padres si en verdad sus hijos no responden a la dieta. La mayoría le dirán que tan sólo con la intervención nutricional la mejora es espectacular. Quieren tapar el sol con un dedo.
Y la enfermedad celíaca no se diagnostica con este tipo de estudios. Hace falta una biopsia del duodeno ya que muchas veces se presenta de forma asintomática. Ese es el protocolo médico correcto . ¿Porqué no lo aplicaron?
Por otra parte, los niños con autismo insisten en comer siempre lo mismo (generalmente trigo y lácteos) porque estos alimentos al estar mal digeridos pueden crear dependencia ya que tienen efectos opiáceos (sí, escribí bien, como los que produce el opio, el origen de la heroína y otras drogas) esto les crea adicción. Y este último efecto ha sido ya comprobado por investigaciones científicas. Yo aquí veo manipulación descarada de la información.
¿O será que la dieta no se puede patentar?
Espero sus comentarios
P.D.: Aclaro: No todos los autistas son celíacos, aunque se ha encontrado mayor presencia de esta enfermedad entre ellos que entre las pesonas sin este trastorno. Sin embargo, la presencia de cándida álbicans en las paredes intestinales tapizando la mucosa, crea una situación parecida a la de la enfermedad celíaca al aumentar la permeabilidad intestinal. Esta permeabilidad es la responsable de la sensibilidad a los péptidos de las proteínas de gluten y caserína mal digeridos, que son los que provocan algunos síntomas mentales. Se ha encontrado que una gran parte de los autistas tienen presencia de cándida en sus intestinos.

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